¿Se podría vivir en una sociedad dónde todo es digital? ¿Incluso el dinero?
Últimamente se ha comentado mucho sobre una sociedad dónde el dinero en efectivo fuera totalmente innecesario. Es cierto, que la tecnología ha avanzado tanto que existe la posibilidad de vivir en una sociedad sin efectivo, pero, también hay una gran contradicción en todo esto. Al menos 2000 millones de personas en el mundo no tienen una cuenta bancaria. A su vez, al menos 702 millones de personas viven en condición de extrema pobreza según los datos recogidos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en el Informe de “Global Monitoring Report”. Por lo tanto, ¿qué pasaría si vivieramos en una sociedad sin dinero en efectivo?
Por ello, vivir en una sociedad sin dinero en efectivo, puede presentar algunas complicaciones las cuáles lo harían inviable.
Habría preocupaciones de seguridad y privacidad. Una gran preocupación que no para de crecer hoy en día es la seguridad de tener efectivo. En la actualidad, desgraciadamente existen delincuentes organizados y una guerra continua dónde siempre se están ideando nuevas formas de atacar a los sistemas digitales. Por ello, todos los sistemas digitales están en el punto de mira de muchas personas. En cambio, el dinero en efectivo no presenta ese problema. A su vez, el efectivo es un método de pago anónimo. No requiere de tus datos personales que vienen en cada transacción que realizas por un método de pago digital.
Otra de las preocupaciones es: ¿qué pasaría si fallara este sistema? Imaginemos una sociedad donde absolutamente todo es digital, incluyendo el dinero. Este sistema no garantizaría un 100% de rendimiento. Por ello, si la conectividad fallara, sería fundamental tener una opción como el dinero en efectivo (físico, tangible y real). El efectivo es una solución de confianza, especialmente si ocurren desastres naturales como terremotos, inundaciones, tsunamis o huracanes que destruyen la infraestructura. O simplemente la infraestructura fallara debido a un error interno. Cómo hemos comentado previamente, no garantiza el 100% de rendimiento.
El efectivo también presenta una ventaja respecto al medio digital: un seguimiento del gasto. Cuando se usan medios digitales como método de pago se pierde un poco la cuenta de lo que se ha ido gastando y por ello las personas pueden llegar a fin de mes con bastante menos dinero del que imaginarían tener. De hecho, una de las técnicas más comunes de ahorro consiste en sacar semanalmente una cantidad concreta de dinero en efectivo que cubra tus gastos (comida…) y no gastar más de lo que se ha sacado.
Otro de los temas a tener en cuenta es que habrá personas que se puedan resistir a este cambio. En la actualidad, desgraciadamente por las condiciones laborales entre otras, la sociedad presenta un mayor número de personas adultas (entre 40 y 75 años) que jóvenes. Y, no todas estas personas están al orden del día en tecnología. De hecho, un gran porcentaje no sabe utilizar internet y por ello son más reacias a este tipo de cambio a lo digital.
Por último, el alejarse del efectivo provocaría en los consumidores una falta de confianza por sentirse cada vez más lejos del control de sus propias finanzas. No sentirse seguro al no tener en su cartera algo de dinero en efectivo para cualquier necesitad que aparece en cualquier momento. O simplemente, preocupaciones sobre en qué compañía han de confiar para depositar todo lo que tienen y mantiene a su familia. El efectivo siempre brindará seguridad y comodidad. Por ello, se puede decir que siempre habrá lugar para las monedas y los billetes.
El dinero en efectivo es tangible, y da valor y confianza. Es seguro y confiable. El uso de tarjetas y pagos móviles dan flexibilidad pero una sociedad sin efectivo es prácticamente poco probable. El enfoque que habría que dar es una sociedad como la actual, donde los pagos en efectivo y los pagos digitales son ambas una opción para todos.