No son pocos los negocios, y no solo en los sitios de verano, que cuelgan este cartelito de aviso: NO SE ADMITE EL PAGO CON TARJETA o NO SE ADMITE EL PAGO CON TARJETA PARA IMPORTES INFERIORES A…EUROS.
Ayer mismo cuando bajé por unos refrescos al bazar tienda de alimentación de mi barrio en el centro de la ciudad, sabía de antemano que debía llevar efectivo encima. Y hoy para hacer una fotocopia igualmente.
Muchos se preguntarán por qué, y más aún con la pandemia, puede haber comercios que sigan prefiriendo el pago en efectivo a partir de cierta cantidad o incluso no admitan el pago con tarjeta. Razones, varias. Desde problemas técnicos o de cobertura, hasta la realidad de que disponer de un datáfono les supone un coste económico además del que repercute sobre ellos con cada transacción hecha con el aparato. Céntimos, en muchos casos, sí. Pero todo suma cuando haces caja.
Es evidente que de cara al usuario es una molestia que no haya diversidad en las opciones de cómo pagar. Pero también para el negocio porque tendrá menos clientes potenciales. Actualmente parece imposible pensar que no puedas pagar con tu tarjeta cuando ya se está popularizando, sobre todo entre los más jóvenes, el pago con el propio móvil en el supermercado o entre particulares.
Pues ya estamos en periodo de vacaciones y en breve me iré a mi pueblo del norte de España donde pasa más de lo mismo. Negocios y ferias itinerantes, concesiones estacionales para merenderos y chiringuitos, un solo cajero en todo el pueblo que obliga a hacer colas por las mañanas y cuando se queda sin dinero, ¡hala!, a coger el coche e irte a otra localidad a 25 km…bufff
Ahora es cuando vuelvo a sacar del cajón y darle uso a esa “cartera” de camuflaje para el dinerito suelto. Una cartera propia de mi hijo, lo sé, pero resistente al agua, a la arena y visible en la nocturnidad de un bolso de verano repleto de toallas que me regalaron cuando solo existía como navegador el Netscape Navigator.
Aunque disponer de una “cartera” con dinero en efectivo, rellenita cual butifarra tanto de billetes como de monedas, parezca de película de Berlanga o una costumbre arraigada solo entre nuestros mayores -por cierto, sobre todo para controlar el gasto ante la tentadora e impulsiva máquina de gastar dinero que es disponer de una tarjeta – no es menos cierto que contar con efectivo encima durante el verano se hace tan vital como la crema protectora solar.
Ya sé, te pueden robar o perder el dinero que llevas encima. Verdad. Pero si pierdes o te roban el móvil te quedaste en todos los sentidos sin blanca, ¡ah! y con todos tus datos de pago accesibles para el ajeno así que ponte a llamar desde otro móvil a unos y a otros para cancelar tarjetas, etc. el planazo de la tarde de verano.
Aprovecho para llamar la atención de los comerciantes y propietarios de establecimientos comerciales para que piensen, ya no solo en la utilidad de ofrecer diversos medios de pago a sus clientes, sino también en la facilidad y rentabilidad para ellos de contar con un cajero automático o de una solución de disposición de efectivo dentro de su negocio. Para ellos no tiene coste. Incluso pueden obtener beneficios extra en función de las operaciones que se hagan o servirles para gestionar, guardar y disponer de su propio efectivo.
Algunas empresas como Euronet ofrecen diversas y adaptables soluciones de cajero automático (ATM) y de terminal automático de efectivo (CAT) según sus necesidades y conveniencia. Estos últimos aprovechan la conveniencia de la localización estratégica del establecimiento y de su oferta de productos y servicios de conveniencia en su entorno, para hacer de nexo entre el efectivo y el usuario al tiempo que el comerciante consigue una solución para gestionar directamente sus necesidades de efectivo.
Con la desertización financiera de la España vaciada, se están desarrollando iniciativas con los poderes públicos locales para ofrecer soluciones a la gente de forma que dispongan del servicio de efectivo sin tener que desplazarse de su localidad, recurriendo a otros actores públicos para surtir y servir de efectivo o como los “ATM-Cajeros Automáticos para su Comunidad” de Euronet dirigidos a los Ayuntamientos.
Pero es necesario y conveniente que empresas y negocios privados, medianos y pequeños, tomen parte también en cómo hacer accesible el efectivo tanto al turista como al residente en sus zonas disponiendo del servicio de cajero o de terminal, que mejor le convenga.
Tener disponible efectivo en cualquier lugar, en cualquier momento, siempre es conveniente e incluso un “salvavidas” sobre todo en verano.
¡Buenas vacaciones a todos!
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